El Castillo de los Sotomayor Zúñiga y Madróñiz, también conocido como el Castillo de Belalcázar, se erige majestuoso en un paraje serrano al norte de la población de Belalcázar, en la provincia de Córdoba. Este castillo es uno de los monumentos más importantes de la región, tanto por su tamaño como por su valor histórico y arquitectónico. Perteneció a los condes de Belalcázar, quienes lo utilizaron como residencia y centro de poder. Junto con el convento de los franciscanos, el castillo es un testimonio del papel crucial que estos señores desempeñaron como mecenas de la arquitectura y promotores del gótico tardío.
El emplazamiento del castillo tiene una historia que se remonta a tiempos romanos, donde ya existía una fortaleza. Durante la época musulmana, esta fortaleza fue continuada y reforzada, dejando un importante testimonio en la cerca exterior que aún subsiste. Esta muralla se mantuvo como la primera línea defensiva con torres albarranas sobre el arroyo Caganchas.
El actual castillo, conocido como el Bello Alcázar que da nombre a la villa de Belalcázar, fue construido en la segunda mitad del siglo XV. La construcción comenzó después de que don Gutierre de Sotomayor, maestre de la Orden de Alcántara, tomara posesión de la fortaleza en 1445, tras serle donada por el rey Juan II. Esta obra de cantería de granito es un ejemplo destacado de la arquitectura militar de la época.
El castillo presenta una disposición cuadrangular, con altos y robustos muros jalonados por ocho torres prismáticas ubicadas en los centros de los flancos y en las esquinas. Los muros y las torres están adornados con una línea de modillones que embellecen el conjunto.
El elemento más impresionante del castillo es la torre del homenaje, situada en el muro oriental. Esta torre, con una altura de 47 metros, es la más grandiosa de todas. Sus dos primeros tercios tienen una disposición cilíndrica con esquinas redondeadas, que se compensan con elementos escalonados de figura piramidal. Este diseño se ha comparado con el de la torre del Clavero de Salamanca, también construida por los Sotomayor.
En el cuerpo alto de la torre, se destacan las garitas cilíndricas, largas y cortas, adosadas a los costados y esquinas. Estas garitas están adornadas con gigantescos escudos de los Sotomayor, con bandas traqueadas que añaden un toque ornamental a la torre. Las repisas de los garitones, características del gótico flamígero, contribuyen significativamente a la ornamentación de la torre.
Adosado a la fortaleza y bordeando el ángulo desde la torre del homenaje, se construyó un palacio renacentista en 1539. Este palacio fue diseñado bajo la supervisión de Hernán Ruiz I y ejecutado por un maestro local. A pesar de su estado ruinoso actual, el palacio aún muestra las galas platerescas que embellecen los marcos de sus ventanas, similares a las de la sacristía de San Juan Bautista de Hinojosa del Duque. El palacio posee una fuerte simbología de carácter humanista, como se describe en el estudio de Juan Andrés Molinero Merchán, "Palacio renacentista de Belalcázar. Humanismo del tercer duque de Béjar".
El Castillo de Belalcázar y su palacio renacentista son ejemplos destacados del mecenazgo y la promoción del gótico tardío por parte de los condes de Belalcázar. Estos monumentos no solo reflejan la riqueza y el poder de sus propietarios, sino también su interés por la arquitectura y el arte. La combinación de elementos romanos, musulmanes y renacentistas en la estructura del castillo y el palacio ilustra la evolución de la arquitectura en esta región a lo largo de los siglos.
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