Esta estructura troncocónica de 9 metros de altura y 23.4 metros de circunferencia basal se puede avistar desde la carretera nacional 340, en dirección a Málaga. Su presencia imponente no solo añade un valor histórico al paisaje, sino que también relata una historia de vigilancia y defensa costera que fue crucial para la protección de la región.
Estas torres, como la de Torrox, eran esenciales para definir y proteger los espacios fronterizos después del proceso de conquista. Representan una forma distinta de apropiación del territorio, marcando límites y sirviendo como baluartes contra incursiones externas. La construcción de estas torres se intensificó durante los reinados de Carlos I, Felipe I y Carlos III, reflejando la voluntad de la Corona de controlar y frenar los ataques piratas berberiscos que asolaban la costa.
En conjunto con la torre de Calaceite y las torres del castillo bajo (actual zona del Faro), la torre vigía de Torrox formaba parte de una red defensiva que protegía el núcleo poblacional y facilitaba la comunicación entre las distintas fortificaciones y las comunidades cercanas. Este programa de construcciones defensivas estableció una vigilancia constante y efectiva, reforzando la seguridad de la región y demostrando el ingenio estratégico de la época.
En cuanto a su valor artístico, la torre vigía de Torrox refleja una simplicidad austera combinada con un dominio de la técnica y el uso de materiales tradicionales, principalmente mampostería, a veces reforzada en las esquinas con piedra cortada a escuadra. Esta sobriedad estilística es característica de las construcciones defensivas de la época, enfocadas en la funcionalidad y durabilidad.
El interior de la torre suele estar dividido en dos plantas. La planta superior servía como espacio doméstico, albergando el hogar con su chimenea y alacena. La iluminación y ventilación eran proporcionadas por uno o dos ventanales, mientras que la azotea, con su pretil y a veces torretas provistas de aspilleras, ofrecía una plataforma defensiva adicional, generalmente cubierta con teja árabe.
La fisonomía actual de la torre vigía de Torrox se debe a reformas realizadas durante el siglo XVIII, aunque su origen se remonta a finales del siglo XV. Estas modificaciones no solo mejoraron su funcionalidad defensiva sino que también contribuyeron a preservar su integridad estructural a lo largo de los siglos.
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