En estos parajes serranos, Fray Leopoldo de Alpandeire caminó hasta los 33 años, un periodo en el que exploró su fe y su llamado espiritual antes de unirse a la orden capuchina y partir hacia Granada. Su presencia dejó una marca indeleble en estas tierras, donde su recuerdo sigue vivo en las historias locales y en las tradiciones devocionales que perduran hasta nuestros días.
La Ruta de Fray Leopoldo no solo es un viaje físico a través de hermosos paisajes naturales y pueblos encantadores, sino también un viaje espiritual que invita a los peregrinos a reflexionar sobre la vida y la fe del beato. Cada parada en este camino ofrece la oportunidad de sumergirse en la historia y el legado de Fray Leopoldo, explorando lugares que fueron testigos de su camino hacia la santidad.
Júzcar, con su sereno entorno montañoso y su autenticidad rural, forma parte integral de esta ruta de devoción y descubrimiento espiritual. Sus calles empedradas y su atmósfera tranquila son el escenario perfecto para conectarse con la esencia de Fray Leopoldo y para contemplar la belleza natural que inspiró su búsqueda espiritual.
Así, Júzcar se erige no solo como un punto en el mapa de la ruta, sino como un lugar de encuentro con la historia y la fe, donde los visitantes pueden seguir los pasos de un hombre cuya vida sigue siendo un faro de inspiración para muchas personas en busca de sentido y trascendencia en la vida cotidiana