Terminando el siglo XV, a Córdoba se trasladó la corte de Castilla; el Alcázar a los Reyes Católicos y el convento de la Merced a Cristóbal Colón. Castilla buscaba cercar el reino nazarí y el genovés la audiencia con Isabel y Fernando.
A comienzos del año 1485 llegó el navegante por primera vez a Córdoba. Desde entonces anduvo buscando contactos para la audiencia real, y en el entorno de sus amistades, entre quienes estuvo, entre otros, el mismísimo confesor de la reina, halló a la hija de Pedro de Torquemada y Ana Núñez, Beatriz. Ella era de Santa María de Trassierra, y contaba con sólo 20 años, y Colón era viudo. Aunque nunca se casaron, desde ese momento sus corazones permanecieron juntos. Al año (15 de agosto de 1488), fruto de ese amor nació Hernando Colón.
En su sangre llevaba el espíritu aventurero heredado de su padre. Y en sus 50 años de vida, daría rienda suelta a esas increíbles inquietudes que se verían reflejadas en las diversas artes que cultivaría: fue paje real, escritor, cosmógrafo, jurista, embajador... Pero la faceta en la que destacó fue la de bibliófilo.
Hernando navegó con su padre en el cuarto viaje (1502-1504), volviendo años después con un total de 238 libros, por lo que se puede considerar que esos volúmenes compusieron la primera biblioteca de América.
