Fue construido en el siglo I d.C., durante la época del Imperio Romano, y se utilizaba para espectáculos teatrales y eventos públicos. Tenía una capacidad para albergar a unas 2000 personas y estaba ubicado en una ladera de la colina de la Alcazaba, con vistas al puerto y al mar Mediterráneo.
Durante siglos, el teatro romano estuvo en uso, pero con el tiempo cayó en el olvido y quedó enterrado bajo tierra. Fue redescubierto en 1951 durante unas obras de construcción en la zona y desde entonces ha sido objeto de excavaciones arqueológicas y trabajos de restauración.
Hoy en día, el Teatro Romano de Málaga es uno de los principales atractivos turísticos de la ciudad y está abierto al público para su visita. Los visitantes pueden recorrer el teatro y admirar sus gradas, escenario y otros elementos arquitectónicos, así como aprender sobre su historia y su importancia en la antigua Málaga romana.
El teatro también alberga un centro de interpretación donde se exhiben objetos arqueológicos encontrados en el lugar y se ofrece información sobre la vida en la Málaga romana.
Ubicado en una zona céntrica de la ciudad y con el Castillo de Gibralfaro detrás, crean una postal inigualable de la ciudad.