Conservando su encanto y funcionalidad histórica, el molino alberga también un pequeño museo que exhibe aperos de labranza, ofreciendo a los visitantes un vistazo al pasado agrícola de la región.
Ubicado estratégicamente junto a la Puerta de Álora desde los tiempos de los repartimientos en 1541, el Molino de Méndez se beneficiaba de la cercanía del río y la Acequia de los Molinos, que serpentean desde el Albaicín a través de las calles Mesones y de los Molinos hasta unirse con el río de La Villa o río Berenguel. Esta red hidráulica no solo regaba las huertas locales, sino que también proporcionaba la fuerza motriz esencial para los molinos a lo largo de su curso. En esta zona también se mencionan los antiguos baños árabes y una mezquita ancestral, subrayando la rica historia cultural y arquitectónica del lugar.
El Molino de Méndez se distingue por su portada mudéjar, elaborada con ladrillo tosco de gran formato, que sigue el estilo del renacimiento popular. Este tipo de arquitectura, típica del patrimonio hispano-musulmán andaluz, se observa también en otras estructuras históricas de la localidad, muchas de las cuales permanecen ocultas bajo capas de cal a lo largo de los siglos