Conquistado alrededor del año 1240, este castillo fue entregado al capitán Fernán Núñez de Témez, convirtiéndose en parte integral de la historia local. Su posición estratégica sobre una pequeña elevación del terreno lo hacía un punto clave en la defensa de la región.
De planta cuadrangular y con torres en sus esquinas, el Castillo de Dos Hermanas se alza como un símbolo de resistencia y poderío. Sin embargo, el paso del tiempo y los avatares históricos han dejado su huella, y hoy en día se encuentra en estado de ruina.
A pesar de su deterioro, aún se pueden apreciar los restos del perímetro amurallado y algunas torres, que evocan la grandeza pasada de esta fortaleza. Además, se han encontrado evidencias de poblamiento rural de época romana en sus cercanías, añadiendo capas de historia y misterio a su legado.
Martín Alfonso de Córdoba, en un acto que fusiona la historia con la leyenda, utilizó parte de los materiales del Castillo de Dos Hermanas para la construcción del castillo de Montemayor, asegurando así que su historia perdurara en las piedras de otra fortaleza.
A pesar de su estado actual, el Castillo de Dos Hermanas sigue siendo un lugar de interés histórico y arqueológico, atrayendo a aquellos que buscan conectar con el pasado y explorar los secretos que yacen entre sus ruinas.
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