En la confluencia de los ríos Tinto y Odiel, se encuentra la ciudad dónde tuvieron encuentro varias culturas y civilizaciones. Epicentro de la cultura tartésica. Los historiadores indican el siglo x a. C. como el de la fundación del núcleo urbano por los fenicios (Onuba Aestuaria). A partir del siglo XIX se produce un proceso de industrialización y crecimiento de la ciudad, debido a la compra de minas de cobre en el norte de la provincia. Debido a su privilegiada ubicación, dispone de una considerable flota pesquera y una de las mayores flotas congeladoras del país. No es casual que a finales del siglo XV y principios del siglo XVI, sus gentes se convirtieran en los más interesados en realizar las expediciones atlánticas hacia el Nuevo Mundo.
Su economía se basa en dos pilares: la industria (Polo químico, puerto y astilleros) y el sector servicios.