El palacio de Peñaflor, también conocido como palacio de los Balcones Largos, es una joya arquitectónica del siglo XVIII ubicada en Écija, provincia de Sevilla, en Andalucía, España.
Con una rica historia que se remonta a las antiguas viviendas del mayorazgo de Gallape, construidas en 1499 por Pedro de Aguilar, este palacio ha experimentado numerosas ampliaciones a lo largo de los siglos. Sin embargo, su forma actual y la mayor parte de su estructura visitable datan del siglo XVIII, cuando fue construido por el IV marqués de Peñaflor, Antonio Fernández de Henestrosa.
El palacio fue residencia de la familia de Peñaflor hasta 1958, cuando fue legado a la Fundación de los Excelentísimos Señores Marqueses de Peñaflor y de Cortes de Graena. Aunque inicialmente se propuso convertirlo en una escuela profesional y religiosa gratuita, finalmente fue adquirido por el Ayuntamiento de Écija en 1992.
Después de años de abandono y tras una investigación judicial sobre un proyecto hotelero fallido, el palacio comenzó un proceso de recuperación en 2015 con la ayuda del Ministerio de Fomento y el Ayuntamiento. Este proceso culminó en la inauguración de un audiovisual sobre el palacio en 2019 y la restauración completa del patio central, sus galerías y su fuente ornamental.
El edificio se destaca por su estilo barroco y su fachada monumental, con una portada vertical adornada con columnas, un frontón mixtilíneo y un balcón flanqueado por columnas salomónicas sobre cabezas de leones. La torre-mirador cuadrada también aporta un elemento distintivo al conjunto arquitectónico.
En su interior, el palacio se organiza en torno a un elegante patio central rodeado de habitaciones distribuidas en dos plantas. La escalera de acceso a la planta alta es una obra maestra de la decoración barroca, con arcos de medio punto, columnas dobles y una cúpula de media naranja decorada con exquisitas yeserías.
El palacio cuenta con espaciosos salones, caballerizas con una bella portada de estilo dórico y un largo balcón corrido que sigue la curva de la calle, adornado con pinturas al fresco y mobiliario original.
En resumen, el palacio de Peñaflor es una maravilla arquitectónica que combina historia, arte y cultura, y que ahora se presenta como un tesoro restaurado y abierto al público para su disfrute y admiración.
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