Este castillo, que se alza sobre una colina en el centro histórico de la ciudad, es un testimonio del pasado medieval de la región y un símbolo del poderío militar y la importancia estratégica de Baena durante la Edad Media.
La historia del Castillo de Baena se remonta a la época musulmana, cuando la ciudad fue un importante centro defensivo y económico en la frontera entre al-Ándalus y los reinos cristianos del norte. El castillo fue construido en el siglo X sobre los restos de una fortaleza romana y posteriormente fue ampliado y fortificado por los gobernantes árabes de la región. Durante este período, el castillo desempeñó un papel crucial en la defensa de la ciudad contra los ataques de los reinos cristianos del norte y en el control del territorio circundante.
Tras la conquista cristiana de Baena en el siglo XIII, el castillo pasó a manos de la corona de Castilla y se convirtió en una de las principales fortalezas de la región. Durante los siglos siguientes, el castillo fue objeto de numerosas reformas y ampliaciones, que lo convirtieron en una imponente fortaleza con murallas, torres de vigilancia y un sistema de defensa avanzado. Además de su función militar, el castillo también sirvió como residencia de los señores locales y como centro administrativo y económico de la ciudad.
Una de las características más destacadas del Castillo de Baena es su impresionante ubicación en lo alto de una colina, lo que le proporciona unas vistas panorámicas del paisaje circundante y lo convierte en un lugar estratégico desde el punto de vista defensivo. El castillo está rodeado por una muralla con torres de vigilancia en los puntos más vulnerables, y su imponente presencia domina el horizonte de la ciudad y lo convierte en un símbolo emblemático de Baena.