La fachada principal de la iglesia es un verdadero espectáculo para los ojos. La portada de piedra, datada en 1740, sirve de entrada majestuosa al edificio. Esta portada está enmarcada por un arco de medio punto, flanqueado por dos columnas dóricas que sostienen un frontón triangular partido. En el ático, una hornacina enmarca la imagen de San Sebastián, rodeada por pilastras dobles con un frontón enrollado. Los pináculos adornados con un escudo pontificio y volutas añaden un toque de sofisticación y simbolismo a la composición.
La torre de ladrillos, reconstruida por Ambrosio de Figueroa hacia 1764, se eleva imponente. Con forma de prisma rectangular en sus dos primeros cuerpos y un cuerpo de campana ochavado, está rematada por un chapitel piramidal de cerámica, siguiendo el estilo característico de la archidiócesis de Sevilla. Las campanas, refundidas en 1975, llevan nombres significativos como San Sebastián, Caños Santos, Padre Jesús y Ntra. Sra. del Rosario. Destaca también la Matraca, un instrumento de madera usado tradicionalmente en Semana Santa.
Fachadas Laterales: Simetría y Simbolismo
Las fachadas laterales de la iglesia reflejan una elegancia simétrica, con dos pilastras dóricas y un arquitrave dórico que remata en un frontón enrollado adornado con tres cruces, símbolos marianos y el escudo de San Sebastián. Estas fachadas también presentan una inscripción que dice: "Concebida sin mancha de pecado original", subrayando el carácter sagrado del lugar.
Interior: Espacio y Gracia del Barroco
Al ingresar al interior de la iglesia, uno se encuentra con un espacio que, aunque presenta un desnivel debido a la construcción iniciada desde el altar, ofrece una planta rectangular y tres amplias naves. La nave central, cubierta con bóvedas de medio cañón separadas por arcos fajones, está rodeada por las naves del Evangelio y de la Epístola, ambas cubiertas con bóvedas de aristas.
El interior está decorado con un elegante Cancel barroco del siglo XVIII, tallado en madera policromada con hojas de acanto y escudos pontificios. Los suelos han experimentado diversas transformaciones, desde el rojo inicial hasta los actuales tonos gris y blanco que forman elegantes cruces. Las columnas toscanas, que en tiempos antiguos se vestían con damasco rojo durante las festividades, complementan la atmósfera reverente del espacio.
Adultos
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Niños (3-7años)
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-2 años
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