Este castillo rectangular cuenta con un doble recinto defensivo, con torres de diversas formas que evidencian las modificaciones realizadas a lo largo de los siglos. Un aljibe califal excavado en la roca, con una bóveda de cañón, atestigua su preparación para resistir asedios prolongados. Además, la proximidad de una ermita histórica añade un contexto religioso a su importancia estratégica.
Durante el reinado de Fernando el Católico, el castillo experimentó reparaciones significativas que fortalecieron sus defensas y permitieron la residencia temporal de la corte durante las obras. Hoy en día, el Castillo de Cártama no solo es un vestigio arquitectónico impresionante, sino también un símbolo vivo del pasado histórico de la región, atrayendo a visitantes interesados en explorar su rica herencia cultural y militar.