Montoro
Papas en coña o papas perras
Se trata de un plato típico montoreño. Se compone de papas, bacalao desalao, cebolla añeja, ajo, pimentón y vinagre
Montoro, una joya escondida en Andalucía, invita a los amantes de la historia a explorar sus raíces que se remontan a la prehistoria. Aquí, los hallazgos arqueológicos, como el fascinante Peine de Marfil del Llanete de los Moros, cuentan historias de las primeras civilizaciones que habitaron esta tierra.
Aunque algunos creen que Montoro pudo haber sido fundada por colonizadores griegos y llamada Aypora o Eipora, esta hipótesis añade un toque de misterio a la ciudad. Lo que sí es seguro es la existencia de un importante asentamiento ibérico en el Llanete de los Moros. Los tesoros desenterrados, ahora exhibidos en el Museo Arqueológico Provincial de Córdoba, datan de hace más de 4,500 años, ofreciendo una ventana fascinante a la antigüedad.
En el corazón de Montoro, la historia romana cobra vida. Conocida en tiempos romanos como Epora, esta ciudad prosperó durante la segunda guerra púnica y se alió con la República romana en el 206 a.C. Su relevancia se refleja en su mención en el Itinerario de Antonino y los Vasos Apolinares. No te pierdas la impresionante escultura thoracata y varias inscripciones romanas en el museo local, testigos de su glorioso pasado.
El nombre Montoro deriva de "Mon(te Go)thorum" o "Monte de los godos", una clara referencia a los godos que se asentaron en la región en el siglo VI. Bajo la influencia visigoda y, posteriormente, musulmana, Montoro evolucionó hasta ser conquistada por el rey cristiano Fernando III el Santo en 1238 o 1240, coincidiendo con la festividad de San Bartolomé, el patrón de la ciudad.
Paseando por Montoro, también descubrirás su espíritu indomable durante la invasión napoleónica. Conocida como la "Muy Noble, Leal y Patriótica Ciudad de Montoro", sus habitantes utilizaron estrategias ingeniosas para engañar y derrotar a las tropas francesas, convirtiéndose en el único enclave español que logró mantenerse independiente en su retaguardia. Este coraje tuvo un alto costo en vidas y productividad, pero Montoro resurgió con vigor hacia 1840.
El río Guadalquivir, serpenteando a través de Montoro, ofrece un paisaje pintoresco que combina historia y naturaleza. Desde sus puentes y miradores, puedes contemplar la misma corriente que ha sido testigo del paso de tantas civilizaciones.
Montoro no es solo un destino, es un viaje en el tiempo que te invita a descubrir su rica herencia cultural. Ven y sé parte de esta historia milenaria