El Convento de Santa Clara de la Columna, situado en Belalcázar, Córdoba, es uno de los principales conjuntos conventuales de la provincia. Su fundación se remonta a 1476, cuando Doña Elvira de Zúñiga estableció un monasterio de varones. Tras la muerte de Doña Elvira en 1483, el monasterio fue transformado en un cenobio femenino, manteniendo su esencia y estructura a lo largo de los siglos.
Afortunadamente, el convento ha llegado hasta nuestros días sin grandes transformaciones, conservando sus edificaciones originales del estilo gótico Reyes Católicos. El extenso complejo está formado por numerosos patios y dependencias, lo que le confiere una organización compleja y rica en detalles arquitectónicos.
En el corazón del convento se encuentra la iglesia, una estructura de nave única cubierta por bóvedas de crucería. Destaca especialmente la bóveda estrellada del presbiterio, donde se pueden apreciar, aunque mutiladas, las estatuas de piedra de Cristo, la Magdalena y Santa Clara. Estas obras son notables ejemplos de la cultura hispano-flamenca en Córdoba. La portada de la iglesia está enmarcada por un arco conopial, característico del gótico tardío, que le confiere un aspecto majestuoso y solemne.
Otra dependencia de gran importancia dentro del convento es el claustro, que presenta dos pisos de galerías abiertas. El primer piso cuenta con arcos carpaneles, mientras que el segundo es adintelado sobre zapatas, adornado con bellos pretiles de elaboradas labores góticas. Las galerías del claustro aún conservan sus artesonados planos, destacados por sus lacerías y decoración pintada, lo que añade un toque de color y arte al conjunto.
Además del claustro, el refectorio y la escalera del convento poseen interesantes artesonados que reflejan la habilidad artesanal de la época. Estos espacios no solo son funcionales sino también artísticos, con decoraciones que embellecen y enriquecen el conjunto arquitectónico.
El Convento de Santa Clara de la Columna de Belalcázar no solo es un monumento de gran valor arquitectónico, sino también un testimonio histórico de la vida religiosa y cultural de la región. Su conservación hasta la actualidad permite a los visitantes y estudiosos apreciar un ejemplo bien preservado del gótico Reyes Católicos, así como la evolución de las estructuras monásticas en España.
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