La iglesia del convento, construida entre los siglos XVII y XVIII, presenta una elegante sencillez con su única nave, cubierta por una bóveda de cañón con lunetos y arcos fajones trilobulados. La bóveda semiesférica, apoyada sobre pechinas decoradas con un lucernario ochavado, confiere al espacio una luminosidad única. En la cabecera, destaca una estructura de hierro forjado que adorna el frente del presbiterio elevado, donde se encuentra el retablo mayor, compuesto por dos cuerpos y tres calles.
El coro, situado a los pies de la iglesia, se alza sobre una bóveda de arista, creando un contraste armónico con la sobria portada de piedra gris, enmarcada en ladrillo visto y mampostería enlucida. Encima de esta portada, se erige la imponente torre de formas ochavadas, con su fuste de ladrillo rojo y apliques ornamentales de cerámica vidriada que evocan el estilo mudéjar. Su capitel escamoso, revestido de tejas vidriadas en blanco y verde, se armoniza con las torres de la ciudad, destacando en el horizonte de Archidona.
Entre las piezas más preciadas del patrimonio del convento se encuentra la "Virgen del Fuelle", una pieza renacentista del siglo XVI. Esta singular obra consiste en un fuelle decorado con un relieve adosado de la Virgen con el Niño, tallado en madera. Según la leyenda, la Virgen fue rescatada en Flandes de manos infieles y donada al convento en 1736, convirtiéndose en un símbolo de devoción y una joya invaluable para la comunidad.
El Convento de las Mínimas no solo es un lugar de reflexión y espiritualidad, sino también un testimonio de la rica herencia arquitectónica y artística de Archidona. Con su fusión de estilos barrocos y renacentistas, y sus tesoros históricos como la Virgen del Fuelle, el convento invita a los visitantes a un viaje en el tiempo, donde la historia y el arte se encuentran en una danza armoniosa
Adultos
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Niños (3-7años)
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-2 años
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