Hoy en día, la iglesia ocupa un lugar destacado como el segundo templo más importante de la ciudad, solo superado por la majestuosa Catedral de la Campiña.
Entre sus características más sobresalientes, destaca el encantador patio de entrada, rodeado por cadenas que evocan su historia. En su interior, una capilla lateral neobarroca dedicada a la Inmaculada Concepción del Voto, patrona de la ciudad, atrae la devoción de los fieles. Además, la presencia imponente de un Cristo de la Buena Muerte, obra del sevillano Antonio Castillo Lastrucci, replica del famoso original de Juan de Mesa en Sevilla, enriquece su patrimonio artístico.
Las dos portadas de piedra y la imponente torre barroca de ladrillo, que se alza majestuosa hasta los 33 metros de altura, son elementos que cautivan a los visitantes. La torre, construida en el siglo XVIII, consta de cinco cuerpos, cada uno con su propia historia y belleza. Los últimos cuerpos de la torre muestran una sorprendente similitud con los que coronan la torre de la Catedral-Mezquita de Córdoba, evidenciando la influencia y el esplendor del arte barroco en la región.
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