Desde temprana edad, Séneca mostró un interés por el conocimiento, siendo instruido en retórica y filosofía. Pasó parte de su juventud en Roma bajo la protección de su tía Marcia, donde se cree que recibió educación tanto en la capital como en Atenas, sumergiéndose en el estoicismo y otras corrientes filosóficas de la época.
Séneca inició su carrera política al ser nombrado cuestor en el año 31 d.C., destacando por su habilidad como orador y escritor. Sin embargo, su ascenso fue obstaculizado por su frágil salud y las intrigas políticas de la época. Fue condenado al destierro en Córcega durante el reinado de Claudio, pero eventualmente fue rehabilitado y ascendió nuevamente en la corte imperial gracias a la influencia de Agripina la Menor, quien lo nombró tutor de su hijo, el futuro emperador Nerón.
Durante los primeros años del reinado de Nerón, Séneca ejerció una gran influencia política, gobernando de facto junto a Sexto Afranio Burro. Sin embargo, su relación con el emperador se volvió cada vez más tensa, y Séneca se retiró de la vida pública en el año 62 d.C., ofreciendo su fortuna a Nerón como muestra de lealtad.
Finalmente, en el año 65 d.C., Séneca fue acusado de participar en una conspiración contra Nerón y condenado a muerte. Antes de ser ejecutado, Séneca decidió suicidarse, cumpliendo con la tradición romana de los patricios en tales circunstancias.
El legado de Séneca perdura hasta hoy, siendo reconocido como uno de los principales exponentes del estoicismo y un influyente pensador en la filosofía moral. Su obra literaria, que abarca desde tratados filosóficos hasta cartas y obras de teatro, continúa siendo estudiada y admirada por su profundidad y relevancia en la actualidad.
