Ubicada en pleno corazón de la ciudad, la Plaza de las Tendillas de Córdoba es uno de los espacios urbanos más emblemáticos y concurridos de la capital cordobesa. Punto neurálgico del centro histórico y comercial, esta plaza no solo destaca por su belleza arquitectónica, sino también por su profundo significado para la vida social, cultural y turística de la ciudad.
La Plaza de las Tendillas actúa como eje vertebrador entre la zona comercial moderna de Córdoba —con calles como Cruz Conde o Gondomar— y el casco histórico, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, que alberga joyas como la Mezquita-Catedral y la Judería. Su situación estratégica la convierte en lugar de paso obligado tanto para cordobeses como para quienes visitan la ciudad, siendo habitual punto de encuentro, centro de celebraciones y escenario de eventos sociales y culturales durante todo el año.
Este espacio peatonalizado es también símbolo de la modernización urbanística de Córdoba durante el siglo XX, integrando historia y vanguardia en un entorno abierto que refleja la identidad de la ciudad. Aquí se cruzan el pasado noble de una ciudad califal y la vitalidad de una capital andaluza contemporánea.
Historia de la Plaza de las Tendillas
Origen del nombre
El nombre “Plaza de las Tendillas” proviene de las pequeñas tiendas o “tendillas” que ocupaban esta zona desde el siglo XIV. Según recoge Wikipedia y confirma la web de Disfruta Córdoba, estas tiendas eran propiedad de la Orden Militar de Calatrava, que gestionaba un conjunto de locales comerciales ubicados en el antiguo enclave que hoy ocupa la plaza. Las “tendillas” formaban parte de la dinámica comercial medieval de la ciudad, lo que consolidó la denominación popular del lugar con el paso de los siglos.
Evolución urbanística
La transformación de este espacio fue un proceso gradual pero significativo. Hasta comienzos del siglo XX, la plaza estaba ocupada por un conjunto de edificios residenciales e institucionales, muchos de ellos de propiedad nobiliaria o eclesiástica. Uno de los inmuebles más notables fue el Hotel Suizo, un edificio modernista que simbolizaba la Córdoba burguesa de finales del siglo XIX y que fue demolido en 1923 para permitir la apertura del espacio.
Durante la década de 1920, bajo el impulso de proyectos de modernización urbana, la ciudad decidió reconfigurar este lugar como un nuevo centro cívico y cultural, acorde a las necesidades de una Córdoba en crecimiento. En este contexto se planificaron y construyeron algunos de los edificios más reconocibles que hoy en día flanquean la plaza, como la sede de La Unión y el Fénix y el Palacio Colomera, con un diseño arquitectónico que refleja la transición hacia el regionalismo y el modernismo andaluz.
La actual fisonomía de la plaza quedó prácticamente definida hacia 1927, con la instalación del monumento al Gran Capitán y la apertura de amplias calles radiales que mejoraban la circulación entre el centro y los barrios colindantes.
Este cambio no solo fue estético: marcó un punto de inflexión en el urbanismo cordobés, sustituyendo un espacio fragmentado por una gran plaza abierta, funcional y simbólica, que desde entonces acoge manifestaciones populares, actos institucionales y el pulso cotidiano de la ciudad.
El Monumento al Gran Capitán
Uno de los elementos más reconocibles de la Plaza de las Tendillas de Córdoba es la imponente estatua ecuestre que preside su centro. Se trata del monumento al Gran Capitán, erigido en honor a Gonzalo Fernández de Córdoba, militar cordobés que alcanzó fama internacional por su papel como estratega en las campañas de Italia al servicio de los Reyes Católicos.
Historia y autor de la escultura
El monumento fue diseñado por el reconocido escultor cordobés Mateo Inurria en el año 1923, aunque su instalación definitiva en la plaza se produjo en 1927, coincidiendo con las obras de transformación urbanística del entorno. El conjunto escultórico representa al Gran Capitán montado a caballo, ataviado con armadura y con actitud firme, como símbolo de liderazgo y nobleza militar.
Materiales y características
La escultura original estaba íntegramente realizada en bronce, pero tras su restauración a finales del siglo XX, se sustituyó la cabeza por una talla en mármol blanco, lo que genera un contraste visual llamativo. El pedestal también incluye relieves y detalles decorativos de inspiración clásica.
Este monumento no solo homenajea a una figura histórica crucial para Córdoba, sino que actúa como referente visual y simbólico de la Plaza de las Tendillas. Es habitual punto de encuentro, centro de fotografías turísticas y escenario habitual de concentraciones públicas.
El Reloj Flamenco de las Tendillas
Un detalle único que diferencia a la Plaza de las Tendillas de otros espacios públicos de España es su reloj, ubicado en lo alto del edificio de La Unión y el Fénix. Inaugurado en 1961, este reloj se ha convertido en un símbolo local por una característica muy especial: marca las horas con toques de guitarra flamenca, en lugar de las campanadas tradicionales.
Origen y singularidad
La melodía que suena cada hora fue grabada originalmente por el guitarrista Juanito Serrano, aunque posteriormente se han realizado versiones con otras figuras del flamenco. El mecanismo del reloj está sincronizado para emitir estos acordes flamencos, dotando a la plaza de una identidad sonora única que refuerza la herencia cultural andaluza de Córdoba.
Celebraciones en torno al reloj
El reloj de las Tendillas es protagonista cada 31 de diciembre, cuando los cordobeses se reúnen en la plaza para celebrar la Nochevieja al estilo andaluz. En lugar de las típicas campanadas, los asistentes comen las uvas siguiendo los acordes de guitarra, en una tradición muy local que ha ganado fama en toda España.
Además de su función horaria, este reloj se ha consolidado como un símbolo del orgullo cordobés y de la conexión entre la vida moderna y la tradición musical flamenca.
Arquitectura Emblemática de la Plaza de las Tendillas
Uno de los mayores atractivos de la Plaza de las Tendillas de Córdoba es su variado conjunto arquitectónico, fruto de una intensa renovación urbanística durante las primeras décadas del siglo XX. Alrededor de la plaza se alzan edificios que combinan estilos historicistas, modernistas y regionalistas, proyectados por destacados arquitectos del periodo.
Edificio de La Unión y el Fénix
Ubicado en la esquina noreste de la plaza, el Edificio de La Unión y el Fénix es probablemente el más representativo del conjunto. Diseñado por el arquitecto Benjamín Gutiérrez Prieto, fue construido entre 1926 y 1927 para albergar la sede de la aseguradora del mismo nombre. Su estilo arquitectónico ecléctico mezcla elementos clásicos con detalles ornamentales, y está coronado por una cúpula sobre la que se alza la escultura del ave fénix, símbolo de la compañía.
Este edificio no solo destaca por su valor patrimonial, sino también porque alberga el famoso reloj flamenco, lo que refuerza su relevancia dentro de la identidad sonora y visual de la plaza.
Palacio Colomera
En el extremo opuesto de la plaza se encuentra el Palacio Colomera, una obra proyectada por Félix Hernández e inaugurada en 1928. Esta construcción de estilo neobarroco fue originalmente concebida como residencia particular y posteriormente reconvertida en sede institucional. Su fachada con balcones simétricos, columnas y detalles decorativos lo convierten en un ejemplo elegante del clasicismo arquitectónico cordobés del siglo XX.
Casa Enríquez Barrios
Otro de los edificios destacados es la Casa Enríquez Barrios, ubicada también en la plaza. Fue proyectada por Aníbal González, autor de la famosa Plaza de España de Sevilla, y es una muestra del regionalismo andaluz. Inaugurada en 1928, combina azulejería, balcones enrejados y elementos típicos de la arquitectura popular andaluza, pero adaptados a un entorno urbano burgués.
La coexistencia de estos edificios convierte a la Plaza de las Tendillas en un espacio monumental, donde la arquitectura contribuye a definir una estética unificada, elegante y representativa de la Córdoba del siglo XX.
Eventos y Vida Cultural en la Plaza de las Tendillas
Más allá de su valor histórico y arquitectónico, la Plaza de las Tendillas es un espacio vivo, que acoge de forma habitual eventos culturales, sociales y festivos que forman parte del pulso cotidiano de Córdoba.
Centro neurálgico de celebraciones
Durante todo el año, esta plaza actúa como epicentro de la vida pública cordobesa. Desde aquí arrancan manifestaciones, marchas culturales, concentraciones populares y campañas institucionales. Gracias a su ubicación y accesibilidad, se ha consolidado como el lugar preferido por los cordobeses para reuniones espontáneas, celebraciones deportivas y actos ciudadanos.
Uno de los momentos más destacados del año es la celebración de la Nochevieja, cuando miles de personas se congregan para despedir el año escuchando las tradicionales “campanadas flamencas” del reloj de la plaza, en lugar del sonido habitual de campanas. Esta singularidad convierte a la Tendillas en un punto de interés mediático y turístico cada 31 de diciembre.
Mercado Navideño y actividades temporales
Desde 2014, la plaza alberga anualmente el Mercado Navideño de Córdoba, que transforma el espacio en una feria de artesanía, gastronomía y productos típicos. Esta iniciativa ha reforzado el atractivo turístico de la zona durante el mes de diciembre y ha dinamizado el comercio local.
Además, a lo largo del año se instalan escenarios temporales para conciertos gratuitos, espectáculos flamencos, actividades infantiles y ferias institucionales como la Semana de la Ciencia, el Día del Libro o la Fiesta de los Patios.
En conjunto, la Plaza de las Tendillas no es solo un lugar de tránsito o contemplación, sino un centro activo de la cultura cordobesa, que combina tradición y modernidad en un entorno abierto y dinámico.
Monumento al Día de la Bandera de Andalucía
La Plaza de las Tendillas sumó en enero de 2025 un nuevo elemento de valor simbólico: el monumento conmemorativo del 4 de diciembre, fecha clave en la historia autonómica andaluza.
Un homenaje a la identidad andaluza
El 4 de diciembre de 1977 fue el día en que más de un millón de andaluces salieron a la calle para exigir el reconocimiento de su autonomía. En Córdoba, la Plaza de las Tendillas fue uno de los escenarios de aquella histórica jornada de movilización.
Con motivo del Día de la Bandera de Andalucía, el Ayuntamiento inauguró una escultura en memoria de esa efeméride, obra del artista José Manuel Belmonte, especialista en escultura urbana y monumentos conmemorativos.
Características del monumento
La escultura representa a un joven que sostiene en alto la bandera andaluza con expresión decidida. Está realizada en bronce y se sitúa sobre un pedestal de piedra clara con una placa conmemorativa que recoge el siguiente texto:
“Córdoba con Andalucía. 4 de diciembre de 1977. Aquí ondeó por primera vez la esperanza de un pueblo.”
Este monumento refuerza el carácter simbólico de la Plaza de las Tendillas como espacio de participación ciudadana y memoria colectiva, y forma parte de un conjunto de iniciativas impulsadas por la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento para fortalecer la identidad regional desde los espacios públicos.
Consejos prácticos para el visitante
Si estás planeando una visita a la ciudad, pasar por la Plaza de las Tendillas de Córdoba es prácticamente obligatorio. No solo porque es uno de los lugares más emblemáticos, sino también porque funciona como centro neurálgico desde el cual se accede con facilidad a los principales atractivos turísticos del casco histórico y a la zona comercial moderna.
Cómo llegar a la Plaza de las Tendillas
Gracias a su ubicación céntrica, llegar a la plaza es sencillo desde cualquier punto de Córdoba:
A pie: Si te encuentras en el casco histórico (Mezquita-Catedral, Judería, Puente Romano), puedes acceder en menos de 10 minutos caminando. La mayoría de calles están adaptadas para el tránsito peatonal.
En autobús urbano: Varias líneas de Aucorsa (como la 1, 3, 7 o 12) tienen parada en calles cercanas como Claudio Marcelo o Ronda de los Tejares.
En taxi o coche particular: El acceso en vehículo privado está restringido por la peatonalización del centro, por lo que se recomienda aparcar en parkings cercanos como el de la calle Sevilla o el de El Corte Inglés (Colón).
Desde la estación de tren o autobuses: La Plaza de las Tendillas está a 20 minutos caminando o a 5 minutos en taxi desde la estación de AVE y autobuses.
Mejor época para visitar
Córdoba es una ciudad con un clima muy caluroso en verano, por lo que la primavera (abril y mayo) y el otoño (octubre y noviembre) son las mejores estaciones para visitar la Plaza de las Tendillas y disfrutar de la ciudad en general. Además, durante la primavera tienen lugar festividades como la Semana Santa, las Cruces de Mayo y la Fiesta de los Patios, lo que añade un atractivo cultural adicional.
La plaza también cobra protagonismo durante las Navidades, especialmente con el Mercado Navideño y la Nochevieja flamenca, eventos únicos en Andalucía.
Qué llevar y cómo vestirse
Calzado cómodo: La mayoría de calles del centro histórico son empedradas o peatonales, por lo que conviene llevar buen calzado para caminar sin molestias.
Protección solar: En primavera y verano, la exposición solar puede ser intensa. No olvides gafas de sol, gorra o sombrero y protector solar.
Ropa ligera y agua: En meses cálidos, la hidratación es clave. Hay fuentes públicas en la plaza y alrededores.
Recomendaciones de bares y restaurantes cercanos
La zona de la Plaza de las Tendillas está rodeada de una variada oferta gastronómica para todos los gustos y presupuestos. Aquí algunas recomendaciones:
Taberna Salinas (c/ Tundidores): A pocos minutos de la plaza, ofrece platos típicos cordobeses en un ambiente tradicional.
Café Bar Don Pepe: Ideal para desayunos y tapas, con terraza en la misma plaza.
Bodegas Mezquita: Muy cerca, es una de las más populares para probar salmorejo, flamenquín o rabo de toro.
La Bicicleta: Cafetería moderna con opciones veganas y brunch, en las inmediaciones de calle Claudio Marcelo.
Además, las calles adyacentes como Gondomar, Concepción, y Cruz Conde están repletas de heladerías, teterías y tiendas gourmet para tomar algo al paso.