Es una de las imágenes más reconocibles y queridas por los habitantes de Córdoba y también es un importante punto de referencia para los visitantes.
La escultura representa a Jesucristo con la cruz a cuestas y está iluminada por faroles que rodean la imagen, de ahí su nombre. La tradición de colocar faroles alrededor de la escultura se remonta al siglo XIX, cuando los devotos comenzaron a dejar velas y faroles para iluminar la imagen durante las procesiones religiosas nocturnas.
El Cristo de los Faroles es objeto de gran devoción por parte de los fieles, quienes acuden a la Plaza de Capuchinos para rezar, hacer ofrendas y mostrar su respeto ante la escultura. Además de su significado religioso, el Cristo de los Faroles también es apreciado como una obra de arte y como un símbolo de la identidad cultural de la ciudad de Córdoba.
La escultura del Cristo de los Faroles ha sido restaurada en varias ocasiones a lo largo de los años para preservar su integridad y asegurar su conservación para las generaciones futuras. Es un elemento importante del patrimonio cultural e histórico de Córdoba y una visita obligada para aquellos que exploran la ciudad y su legado religioso.