Este templo fue construido en el siglo I d.C., durante la época del Imperio Romano, y se cree que estaba dedicado al culto imperial. Consta de una plataforma elevada sobre la que se ubicaba el edificio del templo propiamente dicho, que hoy en día está parcialmente reconstruido.
Lo más destacado de este monumento es su imponente conjunto de columnas corintias, que son uno de los pocos restos visibles que han llegado hasta nuestros días. Estas columnas proporcionan una idea de la majestuosidad y el esplendor que tuvo el templo en su época de esplendor.
A lo largo de los siglos, el Templo Romano ha sufrido diversas transformaciones y usos, pasando por etapas de abandono, reutilización y restauración. En la actualidad, constituye un importante testimonio del pasado romano de Córdoba y es uno de los sitios arqueológicos más visitados de la ciudad.
El Templo Romano de Córdoba es un recordatorio tangible del legado histórico de la ciudad y un punto de interés turístico que permite a los visitantes sumergirse en la historia antigua de Córdoba y del imperio que la gobernó en su momento.